El ratoncito rebelde
Pirulí era un ratoncito rebelde. Como mamá Ratona lo rezongó, Pirulí se fue de su cueva. Caminó y caminó por toda la casa buscando un lugar para vivir, hasta que llegó al viejo piano. -¡Qué lugar tan hermoso! - pensó. Y empezó a roer hasta hacer una puertita. Estaba tan cansado que apenas terminó, Pirulí se durmió en su nueva casa. Las notas, que vivían en el viejo piano, lo miraban con asombro y, traviesas, resolvieron asustarlo.Mientras las notas planeaban asustarlo, el ratoncito soñaba con un enorme gato gris. El gato abría su bocaza y gritaba terriblemente. ¡Pobre Pirulí! ¡Qué susto! Corría y corría y no encontraba - en el sueño- la puerta de su cueva. Las notas del piano de pronto sonaron muy fuerte. Pirulí se despertó tan asustado que casi no se podía mover. -¡Mamá! ¡Mamita! - gritaba desesperado mientras, viendo el susto del ratoncito rebelde, las notas en el viejo piano, reían alegremente.
Pirulí era un ratoncito rebelde. Como mamá Ratona lo rezongó, Pirulí se fue de su cueva. Caminó y caminó por toda la casa buscando un lugar para vivir, hasta que llegó al viejo piano. -¡Qué lugar tan hermoso! - pensó. Y empezó a roer hasta hacer una puertita. Estaba tan cansado que apenas terminó, Pirulí se durmió en su nueva casa. Las notas, que vivían en el viejo piano, lo miraban con asombro y, traviesas, resolvieron asustarlo.Mientras las notas planeaban asustarlo, el ratoncito soñaba con un enorme gato gris. El gato abría su bocaza y gritaba terriblemente. ¡Pobre Pirulí! ¡Qué susto! Corría y corría y no encontraba - en el sueño- la puerta de su cueva. Las notas del piano de pronto sonaron muy fuerte. Pirulí se despertó tan asustado que casi no se podía mover. -¡Mamá! ¡Mamita! - gritaba desesperado mientras, viendo el susto del ratoncito rebelde, las notas en el viejo piano, reían alegremente.
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